Las empresas están esquilmadas, por la crisis que azota la práctica totalidad de los sectores económicos del país.
Es sabido, que los bancos limitan los créditos, para compensar los desajustes originados por la crisis de sectores conocidos, y las pymes n tienen más remedio que adaptarse, o pasarlo muy mal, cerrando o sosteniendo una economía raquítica, por lo que no ha tenido más remedio que adaptándose a los procesos de cambios, agudizar el ingenio, a fin de poder hacer llegar sus productos y/o servicios de una forma rápida, económica y además muy flexible, dentro un mercado , no solo revuelto, sino caduco y sobre el que no se vislumbra renovación.
Es aquí donde juega su gran partida internet, ya que es un medio que permite ampliar los canales de ventas, creando una nueva forma de llegar a los clientes en forma internacional.
Internet ofrecer a las Pymes u a los autónomos, que o dejan de ser Pymes en su estructura empresarial, que renovando las vía de clientela e ingresos ponen tiendas virtuales, prestan sus servicios, y en definitiva salen a competir, y de tú a tú con grandes empresas. En la red hay mayor igualdad, mayor solidaridad entre los auténticos profesionales que operan en ella.
Ofrece una disponibilidad absoluta, de forma, porque puedes ofrecer un servicio eficiente y eficaz, disponiendo de herramientas que pueden poner tu negocio en piloto automático.
Proporciona una cercanía e la distancia, a través de la que te comunicas, de forma rápida, y económica con tus clientes, e incluso directa.
Según datos del Observatorio Nacional de Telecomunicaciones, la Sociedad de la Información, unos 22 millones de españoles utilizan internet, y ello es una cantidad que se encuentra en expansión, por lo que la aplicación de estos métodos empresariales, siendo de presente, están en franca expansión.
Si no estar interactuando en la red, están desaprovechando una gran oportunidad de salvar la crisis.
Nadie discute que hay que animar a las pymes a interactuar en la red, ya que puede ser u optima solución para sus problemas, y si no los tiene, para no quedarse atrás. Es una oportunidad única en el mundo del capitalismo empresarial que permite competir, a nivel mundial contra la pérdida de competitividad, minusvalía en las ventas y pérdida de puestos de trabajo.
Las exigencias actuales del mercado, obligan, no solo a procurar una calidad y presentación de los productos y servicios, sino que estos tengan una inequívoca distinción de los de la competencia.
La marca es el instrumento por excelencia que hace posible esta diferenciación, cumpliendo una serie de funciones, como son: la distintiva, la de garantía, la de reclamo publicitario.
Surge por ello, la necesidad, de que todo empresario, ya sea fabricante, comercializador, prestador de servicios, deba acudir al registro de su signo distintivo, como medio de obtención de una protección de su producto o servicio, a la vez que, para garantizar a los consumidores un símbolo de garantía calidad y prestigio.
La titularidad de la marca, confiere un derecho de exclusiva de uso en el tráfico mercantil, y faculta para prohibir a terneros, que sin su consentimiento, sea utilizada.
De igual forma, el titular de una marca podrá ponerse a la solicitud de registro, de cualquier signo, que por ser idéntico o semejante con los productos y servicios amparados por la que tiene registrada, implique riesgo de confusión o asociación.
La marca en definitiva actúa como una señal, en sentido de experiencia y creación de un juicio favorable, tanto en los programas comerciales, envoltorios de productos, correspondencia, catálogos etc... de forma que con la sola percepción del signo, el consumidor asocia el producto o servicio presentado con su origen de procedencia.
Partiendo de que la marca constituye un eficaz y necesario instrumento en la política empresarial y un mecanismo de protección del consumidor, es habitual que , una misma empresa disponga de varias marcas, ya que no solo sirven para distinguirse de los productos de los demás sino los propios entre sí.
Angeles Lozano
www.gestioneficaz.net/site/index.html
Es sabido, que los bancos limitan los créditos, para compensar los desajustes originados por la crisis de sectores conocidos, y las pymes n tienen más remedio que adaptarse, o pasarlo muy mal, cerrando o sosteniendo una economía raquítica, por lo que no ha tenido más remedio que adaptándose a los procesos de cambios, agudizar el ingenio, a fin de poder hacer llegar sus productos y/o servicios de una forma rápida, económica y además muy flexible, dentro un mercado , no solo revuelto, sino caduco y sobre el que no se vislumbra renovación.
Es aquí donde juega su gran partida internet, ya que es un medio que permite ampliar los canales de ventas, creando una nueva forma de llegar a los clientes en forma internacional.
Internet ofrecer a las Pymes u a los autónomos, que o dejan de ser Pymes en su estructura empresarial, que renovando las vía de clientela e ingresos ponen tiendas virtuales, prestan sus servicios, y en definitiva salen a competir, y de tú a tú con grandes empresas. En la red hay mayor igualdad, mayor solidaridad entre los auténticos profesionales que operan en ella.
Ofrece una disponibilidad absoluta, de forma, porque puedes ofrecer un servicio eficiente y eficaz, disponiendo de herramientas que pueden poner tu negocio en piloto automático.
Proporciona una cercanía e la distancia, a través de la que te comunicas, de forma rápida, y económica con tus clientes, e incluso directa.
Según datos del Observatorio Nacional de Telecomunicaciones, la Sociedad de la Información, unos 22 millones de españoles utilizan internet, y ello es una cantidad que se encuentra en expansión, por lo que la aplicación de estos métodos empresariales, siendo de presente, están en franca expansión.
Si no estar interactuando en la red, están desaprovechando una gran oportunidad de salvar la crisis.
Nadie discute que hay que animar a las pymes a interactuar en la red, ya que puede ser u optima solución para sus problemas, y si no los tiene, para no quedarse atrás. Es una oportunidad única en el mundo del capitalismo empresarial que permite competir, a nivel mundial contra la pérdida de competitividad, minusvalía en las ventas y pérdida de puestos de trabajo.
Las exigencias actuales del mercado, obligan, no solo a procurar una calidad y presentación de los productos y servicios, sino que estos tengan una inequívoca distinción de los de la competencia.
La marca es el instrumento por excelencia que hace posible esta diferenciación, cumpliendo una serie de funciones, como son: la distintiva, la de garantía, la de reclamo publicitario.
Surge por ello, la necesidad, de que todo empresario, ya sea fabricante, comercializador, prestador de servicios, deba acudir al registro de su signo distintivo, como medio de obtención de una protección de su producto o servicio, a la vez que, para garantizar a los consumidores un símbolo de garantía calidad y prestigio.
La titularidad de la marca, confiere un derecho de exclusiva de uso en el tráfico mercantil, y faculta para prohibir a terneros, que sin su consentimiento, sea utilizada.
De igual forma, el titular de una marca podrá ponerse a la solicitud de registro, de cualquier signo, que por ser idéntico o semejante con los productos y servicios amparados por la que tiene registrada, implique riesgo de confusión o asociación.
La marca en definitiva actúa como una señal, en sentido de experiencia y creación de un juicio favorable, tanto en los programas comerciales, envoltorios de productos, correspondencia, catálogos etc... de forma que con la sola percepción del signo, el consumidor asocia el producto o servicio presentado con su origen de procedencia.
Partiendo de que la marca constituye un eficaz y necesario instrumento en la política empresarial y un mecanismo de protección del consumidor, es habitual que , una misma empresa disponga de varias marcas, ya que no solo sirven para distinguirse de los productos de los demás sino los propios entre sí.
Angeles Lozano
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